Hoy, 8 de marzo de 2021, los titulares de noticiarios y periódicos no paran de hablar de feminismo y reivindicaciones.
Nosotros, desde nuestra edad y experiencia de vida queremos mostraros nuestras opiniones:
- “Yo, en mis 90 años he llevado siempre una vida independiente. Éramos 4 hermanas, yo la pequeña. Con 10 años me hice la matrícula yo sola de mis estudios; todo lo he hecho sola, y me lo permitían. Mi padre no ha sido de los que nos educó para casarnos, sino para colocarnos. He hecho viajes, salía con mis amigas sola. Sí que es verdad que necesitábamos permiso del padre para todo.” (I.V.)
- “Yo he vivido muy bien, no me ha faltado nada. Me casé a los 23, mi marido tenía 29; fuimos novios desde los 16. He sido muy feliz con él. Creo que el papel de la mujer ha cambiado en estos años” (P. M. R.)
- “Yo, con mi edad me he cuestionado este tema, y no me gusta tener un día específico para la mujer. Desde muy antiguo he reivindicado los derechos como personas, no por ser mujer. En mi vida laboral jamás me he sentido discriminada. Me chirrían los movimientos feministas, reniego de su existencia, por eso hoy para mí es un día nefasto. Decir que un hombre es machista se ve muy negativo, decirle a una mujer feminista no, y tan malo me parece lo uno como lo otro. Para mí el día de la mujer es el hueso que nos dan algunos hombres para que nos entretengamos” (P. M. H.)
- “Yo os traigo dos mujeres españolas que han sido muy importantes en nuestra historia: Margarita Salas (bioquímica que patentó la caracterización de la ADN polimerasa) y Ángela Ruiz Robles (maestra, pedagoga e inventora, considerada la precursora del libro electrónico). A las payasas que van a darse notorio, les ponía yo delante una pancarta con las biografías de las mujeres importantes, por el esfuerzo y la contribución que hicieron a la sociedad”. (H. R.)
- “España, después de la segunda guerra mundial quedó constituida como un país de viudas. Todas esas mujeres tuvieron que luchar muy duro para sacar solas a su familia adelante; como no había dinero tenían que elegir, y se ofrecía a los hijos varones la oportunidad de cursar una carrera universitaria, las hijas quedaban en segundo plano. Ir a la universidad se convirtió en una verdadera lucha personal”. (M. G.)