EL PAPEL

Hoy Isabel Valdenebro nos aporta el siguiente artículo sobre el papel:

 

Hace poco leí un artículo que me hizo pensar (y es cosa rara). Lo transcribo:

“Los bosques vírgenes de Canadá, surgidos como resultado de diez mil años de actividad postglacial, se están convirtiendo a pasos agigantados, como sucede también en las selvas tropicales de Sudamérica, en papel de baño, revistas, periódicos, pañuelos y pañales. Los gobiernos de algunos países conceden licencias a compañías multinacionales madereras que arrasan las selvas. El resultado es que cada dos segundos es destruido un bosque primario del tamaño de un campo de fútbol. exuberantes árboles de más de noventa metros de altura y mil doscientos años de antigüedad se talan en la costa de Canadá, en la Columbia Británica, una de las zonas con mayor concentración de bosques primarios”.

 

Después de ver esto, me pregunto: ¿ estaré cometiendo un delito al emborronar este papel?

Posiblemente si cuidásemos un poco más el no malgastar, ni tirar a lo loco tanto papel, podríamos salvar algún árbol.

Porque, si un día no hay árboles a parte del gran beneficio que hacen, tema en el que no voy a entrar ahora, ¿qué sería de nosotros sin papel? ¿os imagináis que hubiera pasado con todos los carros y carros y carros de papel higiénico cuando empezó la pandemia? No sé para que se usaron… pero seguro que se tiró la mitad.

Pero no quiero que todo sea pesimista. ¿Qué haríamos sin el cotilleo de las Revistas? Mon Dieu ¡qué aburrimiento!

 

En papel bonito y perfumado se han escrito (antiguamente claro) hermosas cartas de amor.

Partituras para músicas maravillosas, y qué diremos de los Kleanex, más útiles no pueden ser.

 

Culturalmente se le debe la existencia de miles y miles de libros y las grandes bibliotecas esparcidas por todo el mundo.

Pictóricamente los bocetos y dibujos de los grandes pintores. Y tantas cosas que no puedo enumerar.

Pero todo esto no justifica la salvaje tala que se está haciendo con fines lucrativos.

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