Entrevista a Mere Robledo

  1. Háblanos un poco de ti, ¿cuánto tiempo llevas en la residencia? ¿por qué decidiste venir?

Tenía muchos dolores de espalda, se me habían aplastado unas vértebras; no podía moverme, necesitaba que me ayudaran, eran unos dolores enormes. Les dije a mis hijas que me buscaran una residencia para que me atendieran, que ellas no podían hacerse cargo. Ahora ya estoy mejor.

Llevo aquí año y cuatro meses.

  1. ¿Dónde vivías antes de venir? ¿Siempre has vivido en el mismo sitio?

Vivía en mi casa, en Madrid. Cuando me casé me fui a vivir al chalet de un cuñado, mientras que hacían nuestro piso, y desde entonces 59 años llevaba viviendo allí.

Pero yo nací en pueblo de Salamanca, Villares de Yeltes, allí viví hasta los once años. Mi madre se quedó viuda con la guerra y al tiempo se casó y me fui a vivir a Madrid con ella.

  1. En esta etapa de la vida, la última, haciendo balance, ¿qué sabor te queda? ¿Es lo que habías planificado? ¿Qué o quién o por qué te impidió realizar tus planes?

La muerte de mi marido, sufrió mucho porque tenía cáncer de estómago, estuve con él las 24 h. Estuvo en paliativos 3 meses, fue muy duro. El balance me queda mal porque estábamos en nuestra casa tan a gusto los dos y vino lo que vino.

  1. De lo vivido, ¿qué destacas como positivo?

Yo muchas veces pienso que tenía que haber nacido el día que conocí a mi marido, y haber muerto el día que murió él.

Positivo, que vivimos 52 años casados, celebramos las bodas de oro. Hemos disfrutado mucho juntos, nos han dado muchas satisfacciones las hijas.

  1. ¿Crees que esta última etapa de tu vida es importante? ¿Por qué?

Muchísimo. Yo admiro al que tiene unas ilusiones, pero a mí la verdad que se me han ido. Tengo los pies en la tierra y sé que te vienen las limitaciones. Yo hacía todo sola y ya no.

  1. Desde la realidad de cómo estás, de tus capacidades actuales, ¿qué te gustaría hacer, qué intereses tienes? ¿Los pones en práctica? ¿Por qué? ¿Qué te lo impide?

Me gustaría ir a mi casa, tocar mis cosas. Yo sé que allí no voy a poder estar, pero quiero ir, ver cómo está mi casa y volverme. Nos costó muchísimo hacernos con el piso, porque se ganaba muy poco, y nos costó sudor y lágrimas, y quiero ir a ver mi casa.

  1. ¿Cómo vives la muerte?

Yo ahora mismo como una liberación, no puedo verlo de otra manera. Pido todas las noches morir sin sufrimiento.

  1. ¿Sigues alguna rutina para cuidarte?

Rutina como tal no, pero intento mover las manos y los pies cuando estoy sentada. Repito ejercicios que nos mandan en la gerontogimnasia

  1. ¿Qué consejos darías sobre la vida a un chico de 20 años?

Que vivan la vida, que se equivoquen por ellos mismos, porque eso les fortalece y de las equivocaciones se aprende.

  • ¿Qué es para ti lo realmente importante en la vida?

Tener salud, porque con salud haces todo.

  • ¿Algo que te haya preocupado siempre pero que hoy te rías?

Me preocupó siempre el porvenir de mis hijas, y cuando ya les he visto bien y ha fallecido mi marido, ha empezado a preocuparme el porvenir mío.

  • ¿En este punto de tu vida a qué tienes miedo?

Al dolor y al sufrimiento de una enfermedad, porque las he vivido de cerca.

  • Completa las siguientes frases:
    • Me siento feliz cuando estoy durmiendo
  • Me siento importante cuando hablo con mis hijas
  • Lo mejor de ser tú: ser yo
  • Un deseo: ponerme mejor
  • Algo que hayas conseguido recientemente: poco. Me he puesto mejor desde que estoy en la residencia.
  • Una frase que no te hayan dicho y que te gustaría que te dijeran: en algunos casos que me hubieran dicho “muchas gracias”

 

Deja un comentario