Llevamos un par de semanas, realizando una nueva actividad que hemos llamado “Club de lectura / biblioterapia”, creada para ser un espacio de debate, de intercambio de opiniones, y trabajar sobre todo, algo un poco descuidad en nuestros días: las emociones.
Hemos empezado a reflexionar sobre “la vejez”.
Queremos recoger en este artículo una presentación que nos ha proporcionado Pedro Ballano, sobre la que hemos debatido hoy:
“¿Cómo vivimos la vejez? ¿Alegremente?…
Uno de los días más felices de nuestra vida fue cuando cumplimos los 21 años (los 18 ahora)..¡Ya éramos mayores!…
Cumplimos los 21, llegamos a los 30, y nos acercamos a los 40… ¡Qué pasa! ¡Cómo corre esto…!
Antes de que nos diéramos cuenta llegamos a los 50, y nuestros sueños de juventud empezaron a nublarse.
Sin poder controlar la velocidad llegamos hasta los 60, ¡no podíamos creer que fuera verdad!
Y sin darnos cuenta entramos en los 70. Después de esto, es cosa de ir más despacio, día a día, mes a mes, año a año…
Y empezamos a darnos cuenta de que ya éramos viejos, pero ¡nos revelamos!
Porque también nos dimos cuenta de muchas cosas más, por ejemplo:
– Envejecer con sabiduría no es envejecer
– Envejecer no es preocupante, ser visto como viejo, sí que lo es
– Envejecemos cuando lo nuevo nos asusta, cuando no maduramos, cuando nos cerramos a nuevas ideas y nos volvemos radicales
– Envejecemos cuando pensamos demasiado en nosotros mismos y nos olvidamos de los demás
– Envejecemos cuando dejamos de luchar, cuando nos sentimos viejos.
No envejecemos cuando se arruga nuestra piel, sino cuando se arrugan nuestros sueños y nuestras esperanzas.
En la juventud aprendemos, con la edad comprendemos.
La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás… pero sólo pude ser vivida mirando hacia adelante.
Sólo hay dos cosas que podemos perder: el tiempo y la vida. La segunda es inevitable, la primera imperdonable.
Al final lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años. ¡Ojalá vivamos todos los años de nuestra vida!”
COMENTARIOS AL RESPECTO:
Isabel Valdenebro: La vejez no es mala, vale la pen, hay que vivirla día a día y hora a hora, teniendo ilusión por todo. Además hay que tener en cuenta que las cosas se pueden poner muy negras, pero por poco tiempo…
Pedro Ballano: Yo he vivido cosas muy malas y cosas muy buenas. A los 52 años me quedé viudo, y cinco años más tarde tuve un accidente en el que casi muero. Verdaderamente me quería morir, sin embargo mis hijos me ayudaron y he disfrutado mucho.
Pilar Moreno: para mí ha sido muy importante tener un objetivo, el cual se convierte en el motor para vivir. No podemos vivir en el yo, yo, yo, porque entonces, ¿qué meta podemos tener?
Mi “mantra” es: vivir lo que toca sin cuestionarme más, y eso hacérmelo lo más agradable posible.
Carmen García: Llegar a la vejez es una lucha positiva
Vivina Amores: Me quedé viuda con 36 años y tres hijos, mis padres me ayudaron mucho, y ahora estoy muy contenta de que mis hijos me ayuden a mí.