El colectivo de personas mayores es una parte de la población especialmente sensible a la disfunción ocupacional.
De acuerdo con Kielhofner, “los individuos son ocupacionalmente funcionales cuando satisfacen sus propias necesidades de exploración y dominio y cumplen con las necesidades sociales de participación productiva y de ocio. La disfunción ocupacional ocurre donde o cuando alguna de estas necesidades no se satisface”.
Según la AOTA (Asociación Americana de Terapia Ocupacional) la Terapia Ocupacional es el uso terapéutico de actividades de autocuidado, trabajo y juego para incrementar la independencia funcional, aumentar el desarrollo y prevenir la incapacidad; puede incluir la adaptación de tareas o del entorno para alcanzar la máxima independencia y para aumentar la calidad de vida”. La esencia de la terapia ocupacional descansa en el uso de las actividades como medio de tratamiento, con una meta mínima de mejorar la calidad de vida y una máxima de completar la rehabilitación o habilitación para una plena incorporación y un desarrollo satisfactorio en la sociedad.
Los objetivos de terapia ocupacional para algunas personas mayores no pretenden la recuperación de la plena función premórbida, sino la optimización de los recursos existentes en el propio individuo y en su entorno.
La terapia ocupacional también puede ayudar y habilitar a los usuarios en otros aspectos vitales, dependiendo de sus capacidades e intereses. Los individuos pueden ser entrenados en las estrategias compensatorias que les permitan continuar sus actividades de ocio y tiempo libre. También proporciona estrategias para promover el aprendizaje y el mantenimiento de una mente activa; dichas estrategias inciden en la mejora de la autoestima, factor que ayuda a prevenir la demencia precoz según Duque Pineda.
La terapia ocupacional trata de ayudar a los usuarios a maximizar sus habilidades funcionales en su propio ambiente; las personas institucionalizadas no están en su ambiente natural, usar animales como tratamiento complementario es una forma de hacer esa institución más natural y menos institucional.
Son numerosos los objetivos que nos planteamos con el colectivo de la tercera edad (mantener y potenciar las capacidades psicofísicas residuales, potenciar la autonomía para las AVD, fomentar la comunicación y las interacciones sociales, fomentar la búsqueda de nuevos intereses, etc.); todos ellos se tratan de conseguir a través de la ocupación y tienen como fin último mejorar la calidad de vida de los usuarios. Lo más difícil quizás sea encontrar esa ocupación, esa actividad adecuada en la que el usuario se implique y resulte motivadora para él.
Como ya hemos mencionado, la Terapia Ocupacional busca promover la salud y el bienestar restaurando, manteniendo o potenciando las habilidades funcionales y cognitivas para la vida diaria y promoviendo la ocupación (ocupación se refiere a cómo utiliza la persona su tiempo desde que se levanta hasta que se acuesta).La terapia asistida con animales es una de las muchas modalidades que se pueden utilizar en la rehabilitación para conseguir los objetivos de tratamiento pautados.
Desde el punto de vista cognitivo se tiene en cuenta cómo la persona es capaz de integrar sus habilidades cognitivas en una actividad funcional. Algunos de los componentes cognitivos a tener en cuenta son: atención, orientación, reconocimiento, iniciación de la actividad, secuenciación, formación de conceptos, solución de problemas, etc.
Por ejemplo, el residente puede trabajar la secuenciación, aprendiendo los pasos necesarios para la higiene y el acicalamiento del perro, y en caso de que sea posible, poniéndolos en práctica.
Desde el punto de vista físico se tienen en cuenta las habilidades motoras y neuromusculoesqueléticas. Algunos de los componentes físicos a tener en cuenta son: rango de movimiento, tono muscular, fuerza, control postural, motricidad gruesa, motricidad fina, destrezas, integración de ambos hemicuerpos, integración visomotora, etc.
Por ejemplo, el usuario puede trabajar el rango de movimiento de miembros superiores y cruzar la línea media cepillando al perro. El terapeuta colocará al perro en determinada posición para trabajar dicha área (ej.: se coloca al perro en el lado izquierdo y se pide al paciente que le cepille con la mano derecha; así trabajará rotación de tronco, cruzar la línea media, flexión de hombro, adducción, extensión de codo, flexión de dedos para sujetar el cepillo y motricidad fina para manipular el cepillo).
Desde el punto de vista psicosocial: se incluyen los componentes emocionales, sociales y la autonomía personal.
El Terapeuta Ocupacional también puede usar la terapia con animales como medio para trabajar en esta área.
Por ejemplo, el residente puede necesitar trabajar habilidades interpersonales y la expresión emocional. El terapeuta le pide a identificar cómo el animal expresa sus emociones y debatir cómo se relaciona esto con la forma que tiene él de manifestar las suyas.
El terapeuta ocupacional también se encarga de la intervención en otras áreas como: actividades básicas de la vida diaria, actividades instrumentales y avanzadas. Esto es: aseo personal, vestido, transferencias, uso del dinero, uso del tiempo libre y de ocio, etc.
Por ejemplo, se puede trabajar el aseo personal, como mencionamos con anterioridad, siguiendo los pasos del aseo del perro y comparándolos con los que debe dar el usuario.
Puesto que la Terapia Ocupacional incluye el uso de diferentes actividades funcionales, la terapia con perros puede ser una buena forma de aproximarse al tratamiento para muchos usuarios a los que les gustan los animales. El usuario será más receptivo, y estará más motivado a trabajar, por ejemplo, destrezas manipulativas poniéndole el collar al perro o manipulando diferentes materiales relacionados con el mismo, o trabajando el equilibrio sacando a pasear al perro, dando pie a nuevos temas de conversación con otros residentes, o sentirse cuidadores en vez de “cuidados”, ayudando en la alimentación del animal o en su adiestramiento.
Sin embargo, es importante recordar que hay numerosas herramientas que usar y el terapeuta deberá dictaminar para quién es beneficiosa la actividad con el perro y para quién es perjudicial y tendrá que elegir la actividad que sea más adecuada para cada uno. La terapia con perros puede no ser una elección apropiada para todos los usuarios.
Numerosos estudios han avalado que un factor muy importante en el aprendizaje es la motivación. La motivación se refiere a la predisposición o tendencia a la acción resultante de una emoción. De ahí la relevancia del papel del perro en la intervención.
Por otro lado, cabe destacar el énfasis que han hecho diferentes autores en el impacto que causan las emociones positivas en el estado de salud (favoreciendo tanto la salud mental como la física).
El mantenimiento de la eficacia cognitiva debe ser uno de los objetivos prioritarios, y en esta línea, el aprendizaje se ha demostrado como la vía más efectiva para contrarrestar el deterioro funcional del cerebro.