Hace unos días, una compañera nos comentó que se iba al tanatorio. Había muerto su hermano. Las tres o cuatro personas que lo escucharon hicieron comentarios tales como: qué pena, pobrecillo… con voz de desolación.
He de confesar que me «descolocó», quizás era lo socialmente aceptado, pero a mí me salió el preguntar los años que tenía (86), si estaba enfermo (sí, muy mal últimamente) y decir algo así como que cumplió con la vida, que el hecho de nacer lleva implícito la muerte, y que en este caso la vida había sido larga.
Por sus expresiones me hicieron sentir un poco extraterrestre, y pensé: he de escribir algo sobre la muerte. Para ello desempolvé un libro que una amiga del Alma me regaló cuando me jubilé, en el 2003, y que ha sido de los poquitos que me acompañaron en la nueva etapa de vivir en Residencia. Yo recomiendo su lectura. El libro se llama «Aquí todavía, cambiar, envejecer, morir» de Ram Dass, editorial Kairós. Tal y como indica en su portada «El autor ofrece una nueva manera de enfocar el envejecimiento, el cambio y la muerte; una iluminación de estos procesos vitales que a todos nos conciernen…»
Y aquí me tenéis, delante de un papel en blanco, preguntándome por la muerte. Tema que prácticamente nunca se habla, tal vez sea porque si se habla tendremos que hacer presente la muerte, y la reacción habitual es renegar de ella; no se habla, luego no existe.
¿Hay algo más cierto y seguro que el hecho de nacer lleva implícito el morir?. ¿No sería más racional, más normal que hubiera otra relación con la muerte, que desde pequeños la sintiéramos como algo normal? Todo ser vivo, muere. ¿No nos ayudaría a valorar el don y el regalo de amanecer cada día? ¿No nos relacionaríamos de manera diferente con las personas de nuestro entorno, muy enfermas, muy mayores, posibilitando que pudieran verbalizar sus miedos, sus dudas, su angustia ante el paso a otra dimensión, o a abandonar el cuerpo? ¿Los mayores, viejos, ancianos, no deberíamos preparar ese viaje, hablándolo, compartiéndolo con los seres queridos, comunicándolas nuestro amor y cerrando el último capítulo de la vida?
Para algunas personas la muerte es el fin de todo. Para mí, la muerte hoy por hoy la espero como el fin de una y el inicio de otra aventura. Creo que el cuerpo es el que se acaba y aquí se queda, pero el alma, o el espíritu, o la energía, eso que es mi esencia pasa a otra dimensión que desconozco, pero intuyo mucha Paz, mucho Amor, algo que cuando pienso en ello me da alegría, serenidad y pone sonrisa.
Para terminar, una cosa os voy a pedir: cuando haya muerto, alegraros por mí, agradecer a la vida el habernos dado la oportunidad de compartir momentos, historias… No estéis tristes ni un momento. Yo con lentitud me preparo para el viaje. Lo quiero hacer, pero espero a que me envíen el billete. Mientras tanto disfruto de la vida y de todos vosotros y sigo aprendiendo. Gracias por estar ahí.
2 Comments
Gracias mil por estos artículos. Los estoy disfrutando tanto… son todo un descubrimiento. Tanta sabiduría, tan bien expresado, sentimientos e ideas que comparto de forma tan profunda…
GRACIAS!!!
Gracias por dedicarnos un ratito de su tiempo a leernos